martes, 12 de marzo de 2013

Personas sedentarias


Sedentarismo físico es la carencia en la vida cotidiana de actividad moderada a intensa, como la que se realiza en el deporte. Se presenta en sociedades industrializadas, donde todo está pensado para evitar grandes esfuerzos físicos.
Si realizas menos de treinta minutos diarios de ejercicio regular y menos de tres días por semana, eres una persona sedentaria.
Las consecuencias, pueden ser muchas, pero las más notables serían: propensión a la obesidad, debilitamiento óseo, cansancio inmediato ante cualquier actividad que requiera esfuerzo físico, dolores de espalda, propensión a desgarros musculares y problemas cardíacos derivados del aumento del volumen de grasas en el organismo.
El sedentarismo debe prevenirse desde edad temprana, en los niños, educándoles en la importancia de una correcta actividad física. Una alimentación sana también está en la línea de la prevención del sedentarismo.
Por lo general, las personas sedentarias no reconocen su problema hasta que están en la consulta del médico con algún problema que se hubiera podido prevenir con la práctica de un deporte regular. Es necesario que la persona sedentaria anote en la agenda al menos una hora diaria para realizar algún tipo de actividad física. Sin duda, la motivación y la constancia serán imprescindibles para cambiar tan desaconsejable hábito. Cambios en nuestras actitudes cotidianas resultarán muy aconsejables según los casos particulares: usar menos el coche, subir las escaleras en lugar de coger el ascensor, etc. Todas ellas maneras de combatir el sedentarismo.
Según la O.M.S. la actividad física regular:
Reduce el riesgo de muerte prematura.
Reduce el riesgo de muerte por enfermedad cardiaca o accidente cerebrovascular.
Reduce hasta un 50% el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares, diabetes tipo II o cáncer de colon.
Contribuye a prevenir la hipertensión arterial.
Contribuye a prevenir la aparición de osteoporosis.
Disminuye el riesgo de padecer dolores lumbares y de espalda.
Contribuye al bienestar psicológico, reduce el estrés, la ansiedad, la depresión y los sentimientos de soledad.
Ayuda a controlar el peso disminuyendo el riesgo de obesidad.
Ayuda a desarrollar y mantener sanos los huesos, músculos y articulaciones.
Si te reconoces como una persona sedentaria, no lo pienses más: es hora de cambiar algunos hábitos.

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